«La banalización de las artes y la literatura, el triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural propensión a divertirnos. En el pasado, la cultura fue una especie de conciencia que impedía dar la espalda a la realidad. (tomado de La civilización del espectáculo de Marui Vargas Llosa)

Vargas Llosa, antes de desarrollar sus ideas en torno a la civilización del espectáculo, expone algunos pensamientos que sobre similar temática proponen algunos pensadores de esta época y que ciertamente vale la pena ponerles atención dada su relevancia de ideas. “Unos años antes del ensayo de Steiner, en noviembre de 1967, apareció en París el de Guy Debord, La Société du Spectacle, cuyo título se parece al de este libro, aunque, en verdad, se trata de aproximaciones distintas al tema de la cultura.

Debord, autodidacta, vanguardista radical, heterodoxo, agitador y promotor de las provocaciones contraculturales de los sesenta, califica de «espectáculo» a lo que Marx en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 llamó la «alienación» o enajenación social resultante del fetichismo de la mercancía, que, en el estadio industrial avanzado de la sociedad capitalista, alcanza tal protagonismo en la vida de los consumidores que llega a sustituir como interés o preocupación central todo otro asunto de orden cultural, intelectual o político.” Pienso en el mundo de las marcas en el que nuestras generaciones vivieron.

“La adquisición obsesiva de productos manufacturados, que mantengan activa y creciente la fabricación de mercancías, produce el fenómeno de la «reificación» o «cosificación» del individuo, entregado al consumo sistemático de objetos, muchas veces inútiles o superfluos, que las modas y la publicidad le van imponiendo, vaciando su vida interior de inquietudes sociales, espirituales o simplemente humanas, aislándolo y destruyendo su conciencia de los otros, de su clase y de sí mismo, a resultas de lo cual, por ejemplo, el proletario «desproletarizado» por la alienación deja de ser un peligro —y hasta un antagonista — para la clase dominante.”

“Estas ideas de juventud, que Marx nunca alcanzaría a profundizar en su madurez, son el fundamento de la teoría de Debord sobre nuestro tiempo. Su tesis central es que en la sociedad industrial moderna, donde ha triunfado el capitalismo y la clase obrera ha sido (por lo menos temporalmente) derrotada, la alienación —la ilusión de la mentira convertida en verdad— ha copado la vida social, convirtiéndola en una representación en la que todo lo espontáneo, auténtico y genuino —la verdad de lo humano— ha sido sustituido por lo artificial y lo falso.” Agrego: Las sociedades se convierten en zombis y conforman masas que actúan y viven sin conciencia del valor de sus vidas.

En este mundo, las cosas — las mercancías— han pasado a ser los verdaderos dueños de la vida, los amos a los que los seres humanos sirven para asegurar la producción que enriquece a los propietarios de las máquinas y las industrias que fabrican aquellas mercancías.

«El espectáculo —dice Debord— es la dictadura efectiva de la ilusión en la sociedad moderna» Aunque Debord se tome en otros asuntos muchas libertades con las tesis marxistas, acepta como verdad canónica la teoría de la historia como una lucha de clases y la «reificación» o «cosificación» del hombre por obra del capitalismo que crea artificialmente necesidades, modas y apetitos a fin de mantener un mercado en expansión para los productos manufacturados”.

En todo esto, agrega quien escribe, existe la venta de una idea de libertinaje individualista y profundamente egoísta, disfrazada de Libertad Responsable que pervierte las bondades de un sistema de vida bajo parámetros democráticos en los que la idea de justicia como valor fundamental en nuestras decisiones de vida, debe prevalecer y en cambio, lo que algunos pocos delincuentes han hecho bajo el auspicioso silencia de la inerte mayoría, es pervertir y aprovechar hermosas ideas del mejor sistema  de vida que requiere de nuestro permanente trabajo y cuidado.

Pervertir la política convirtiéndola en una actividad que se vende con grandes mentiras y mucho entretenimiento – ya lo han dicho algunos ex presidentes y ya lo hemo visto en cortos de televisión a lo Mario Bros, de personajes que suponíamos serios en este mundo – ha sido la ventana de oportunidad en donde el Crimen Organizado a entrado para poner sus recursos económicos que financian las circenses campañas de comunicación y todo esto, nos ha traído como consecuencia a los Berges, Colom (qepd), Portillo, Pérez Molina, Morales y Giamattei y como guinda del postre al ahora Manirroto, Tío Berny.

Una realidad cierta es que, sin políticos, no hay política y sin política, no hay partidos políticos y sin partidos políticos no hay democracia y sin democracia solo nos quedan las tiranías.

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