LA «ECONOMÍA DEL PUEBLO CHINO» SE GLOBALIZA: DE LA POLÍTICA A LA PRÁCTICA

Comerciantes realizan ventas en vivo de productos agrícolas especiales durante un día de mercado en el mercado de Qianzhou, prefectura autónoma tujia y miao de Xiangxi, provincia de Hunan, el 13 de noviembre de 2025. /VCG

Nota del editor: Zheng Junfeng es presentador de CGTN Global Business. El artículo refleja las opiniones del autor y no necesariamente las de CGTN.

Cuando el ministro de Comercio de China, Wang Wentao, introdujo el término «Economía del Pueblo Chino» a finales de 2025, no se trataba de una jerga burocrática, sino de una declaración estratégica. Este concepto, junto con el tradicional de «economía china», representa un cambio fundamental en la forma en que China mide el éxito. Mientras que el PIB mide la actividad interna, el enfoque en el ingreso nacional bruto (INB) contabiliza las ganancias de las empresas extranjeras junto con la producción nacional.

La estrategia «China+N» en acción

La implementación práctica de esta política se está materializando en lo que los informes del sector denominan la estrategia «China+N». En lugar de abandonar las fortalezas nacionales, este enfoque anima a las empresas a aprovechar el ecosistema manufacturero chino como sede, a la vez que expanden sistemáticamente sus operaciones en el extranjero. Vemos cómo esto se manifiesta en diversos sectores de consumo: las tiendas de juguetes de cultura pop de Pop Mart prosperan a nivel mundial, las cadenas chinas de té y café adaptan sabores tradicionales a los paladares occidentales, y marcas culinarias, como Haidilao, popularizan el hot pot en el panorama gastronómico mundial.

Estos ejemplos representan una evolución cualitativa en la globalización de las empresas chinas. Están pasando de la exportación de bienes a la creación de marcas, pasando de iniciativas empresariales individuales a establecer ecosistemas industriales completos en el extranjero. Esta transición de una expansión de bajo valor a una de alto valor es un componente importante de la visión de la «Economía Popular China».

Construyendo la infraestructura de soporte

Para que esta transición funcione, se requiere una sólida arquitectura de políticas. China está desarrollando sistemas integrales de apoyo que incluyen servicios financieros transfronterizos, coordinación fiscal internacional y una mayor protección consular para los viajeros de negocios. El gobierno está impulsando la «apertura institucional», alineando los estándares chinos con las normas internacionales para facilitar la entrada al mercado. Mientras tanto, la modernización de los tratados bilaterales de inversión está creando vías más seguras para las operaciones offshore.

La comunidad diásporica sigue siendo crucial en este esfuerzo. Habiendo contribuido ya con más del 60% de la inversión extranjera en China entre 1979 y 2017, los chinos de ultramar ahora sirven como traductores culturales y socios operativos, ayudando a los recién llegados a adaptarse a las regulaciones locales y las preferencias de los consumidores.

La transformación corporativa

Para las empresas chinas, este nuevo paradigma exige una transformación significativa. El éxito requiere estrategias de localización sofisticadas, en lugar de simplemente replicar modelos nacionales. La rápida adaptación de Luckin Coffee a los mercados internacionales lo demuestra: mantiene la eficiencia operativa china y adapta su oferta a los gustos locales.

El cumplimiento normativo y la gestión de riesgos se han convertido en prioridades para las juntas directivas, ya que las tensiones geopolíticas complican las operaciones transfronterizas. Las empresas más vanguardistas buscan la cocreación de valor: establecer alianzas que beneficien tanto a las empresas matrices chinas como a las economías anfitrionas mediante la creación de empleo local y la transferencia de tecnología.

Equilibrar desafíos y oportunidades

La estrategia se enfrenta a importantes obstáculos. El sentimiento proteccionista en algunos mercados crea barreras, mientras que la gestión de la estabilidad interna, junto con la expansión internacional, pone a prueba la capacidad regulatoria. Algunos críticos cuestionan si los recursos podrían estar sobreexplotados.

Sin embargo, las posibles recompensas justifican la ambición. Con más de 50.000 empresas chinas que ya operan en el extranjero en 190 países y un volumen total de inversión en el exterior que supera los 3 billones de dólares, la base es sólida. A medida que estas operaciones en el extranjero maduran, sus ganancias repatriadas contribuyen cada vez más al INB de China, impulsando directamente el objetivo de desarrollo centrado en las personas.

Las implicaciones globales

Para los observadores internacionales, la «Economía Popular China» representa la evolución de China, de participante a artífice de la globalización. Ya no se trata solo de construir infraestructura en el extranjero, sino de crear cadenas de valor sostenibles que conecten la innovación china con la demanda global, compartiendo beneficios con los países anfitriones.

El éxito final de este modelo dependerá de su ejecución: tanto de la capacidad de China para ofrecer una regulación inteligente como de la capacidad de sus empresas para integrarse genuinamente en los mercados extranjeros. Pero algo está claro: China apuesta a que su prosperidad futura no solo depende de lo que ocurra dentro de sus fronteras, sino del éxito global de su gente y sus empresas. 

NOTA: ESTA ES UNA COLABORACIÓN CON CGTN.

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