Como un sórdido espectáculo, muchos de los manifestantes obligan y someten aquellos trabajadores guatemaltecos que deben de madrugar día con día para llegar a sus lugares de trabajo o simplemente regresando a sus hogares después de una larga jornada.
¿Qué pasa con un país hambriento, con un país devastado y hundido en la miseria porque el mismo pueblo se daña entre sí porque somos incapaces de ponernos en los zapatos de nuestros hermanos y hermanas guatemaltecas, o es que somos incapaces de reconocer que la libertad no se consigue a punta de extorsiones, a punta de amenazas y casi a punto de destrucción?
Los días pasan con más incertidumbre en el aire mientras los involucrados de movilizar a las masas de manera inadecuada e intolerancia a quienes estén en contra de las manifestaciones “PACÍFICAS”, que de pacificas no tienen nada, ya que se dedican a detener los derechos más básicos y necesarios para el ser humano como lo son la salud, la alimentación, el trabajo y su libre locomoción.
Los puntos de quiebre se hacen más visibles en cada momento, en cada encuentro en que las fuerzas policiales del país se tienen que enfrentar al mismo pueblo para resguardar la seguridad del resto de la población que se niega a entrar al juego de la política que solo daña a los más vulnerables del país.
Aquellos que se atreven a negar sus palabras y no asumir su responsabilidad histórica deben aceptar la negativa de quienes no desean participar de las movilizaciones violentas que se han dado en Guatemala durante los últimos días. Un pequeño grupo de “INFILTRADOS”, como ellos mismos les dicen, pero realmente lo ¿son? Pues le hacen mucho daño a quienes están levantando sus voces al unísono para ser escuchadas por quienes están en el poder y así mismo conseguir el cambio deseado.
Quien se niegue a reconocer estar incitando a los bloqueos “PACIFICOS”, y que pidió que no lo abandonen en la lucha, es cómplice de tales movimientos, junto a quienes están en su entorno cercano y seguidores, pero ¿cuál es realmente esta lucha? será acaso la oposición a sus demandas de presupuesto de nación para supuestamente alcanzar las promesas realizadas en campaña que cae en el terreno de la extorsión a quienes deben aprobar ese presupuesto y al mismo pueblo, a quienes amenaza con no cumplir sus compromisos por esa falta de dinero, o será, acaso, el temor a que se evidencien supuestas irregularidades durante las elecciones de este año y aún más, demostrar fehacientemente los delitos en la formación de un partido que socaban la credibilidad de su existencia misma… son tantas las aristas de esta supuesta lucha por la democracia que al día de hoy más bien dividió a los guatemaltecos que han visto con impotencia como unos quieren imponerse a la fuerza sobre su vida cotidiana que no es más que trabajar honrada y dignamente al negárseles ese derecho con el que mantienen a sus familias.
Pero como una humilde trabajadora y ciudadana que observa los acontecimientos que pasan en nuestro bello país solo me queda decir que aquellos que están luchando sin alinearse a un bando político son realmente los que lograran la libertad y la democracia.
Recordemos lo que una vez dijo Jean-Paul Sartre: Mi libertad termina donde empieza la de los demás. Por ende, considero que los bloqueos en las carreteras son innecesarios ya que solo nos perjudican como hermanos, hermanos guatemaltecos que trabajamos para construir un mejor futuro y un mejor país para las generaciones venideras que tomaran nuestro ejemplo como una muestra de lucha, pero no una lucha en contra del mismo pueblo ya que en lugar de ser un ejemplo honesto y respetable será ruin y despreciable ya que nos mostraremos como personas deshumanizadas con aquellos que necesitan de los servicios más básicos y que se respeten sus derechos humanos garantizados en la constitución política de nuestro país.
Esperemos que aquellos que están a la cabeza razonen sobre su actuar y así puedan detener lo que han creado en la población que ya es un circo y maroma que persigue intereses personales, de grupos y de movimientos sociales con agendas en donde el bienestar de la mayoría no es su fin último.
Autor: Sol Novus
